jueves, 17 de noviembre de 2011

SEGUNDO RELATO CORTO DEL MOTEL LOVE: ENCUENTRO


Te besé en medio de un día de compras navideñas y fue que sentí que esto ya lo había vivido. Luego estuvimos en aquél Motel escondido más allá del Barrio Brasil y nos tocó aquella habitación que tiene espejos por todas partes y dos leones de mármol en cada extremo de la cama que rugían por el placer de rugir…. y cuando te abracé vi mi cara, al otro lado del espejo, recordándome que tu eras la mujer con la cual había soñado ( cómo no haberte conocido antes!!!) Yo sé que seguías mis caricias con lo ojos cerrados, temblabas como si fuera la primera vez que estuviste con un hombre y, a pesar de presentarme ante ti como un experto amante, jamás lo fui….por eso yo también temblaba.
Te besé suave, como experimentando el sabor de este beso nuevo para mi. Todo era un comienzo en este mundo extraño y te trataba de graficar este loco encuentro de dos solitarios ( porque a pesar de estar casados, nos sentíamos solos y sin amor) invitándote a cubrirnos con la sábanas como si fuésemos dos cabros chicos escondiéndonos de nuestros padres. Te decía : “Ahora estamos protegidos” y quería que sintieras que el mundo, por un momento, se había detenido sólo para los dos. Ocupábamos el espacio con este amor furtivo y lográbamos ser los amos del tiempo en esas cuatro horas cronometradas en el Motel Love.
Las primeras veces llorabas e insistías en que no querías jamás separarte de mi y aquello lo encontraba alocado, porque recién nos conocíamos y más alocado aún lo sentía yo, porque también lo creía de esa manera. Luego nos vestíamos en silencio y la mucama toda cómplice de nuestras travesuras, nos indicaba el rumbo a los estacionamientos. Nos subíamos al coche recordando lo que en nuestros hogares nos esperaba : ordenar las cuentas, terminar el balance final de la oficina, revisar los mensajes en el correo electrónico, darle un beso a nuestros hijos, lavar la loza acumulada, acostarnos despegando nuestros cuerpos de la persona que duerme por años con nosotros…en fin, cosas de comprometidos. Luego yo te hablaba de mis familiares y amigos como si tu los conocieras y tu hacías lo mismo ( era tanto que yo creo que si algún día me topaba en pleno Santiago Centro con el pelmazo de tu marido, era capaz de reconocerlo por el tic nervioso que tiene en el ojo derecho)“Llegamos, es hora de que te bajes – le dije no queriendo mirarla a los ojos- Me besaste en la mejilla, me hiciste prometer que te mandaría mensaje de texto con el emoticón sonriente ( nuestra clave secreta) para saber que había llegado bien a mi vida…. y ahí me quedé, haciendo parpadear las luces delanteras del vehículo hasta que vi cómo me enviabas el último beso viajero que llegó a mi boca.
…te besé en medio de un día de compras navideñas y fue que sentí que esto ya lo había vivido, de alguna u otra manera.