domingo, 24 de abril de 2011

relatos cortos del Bolígrafo Rebelde: SENSACIONES


Hay sensaciones que no se pueden olvidar y Don Chan lo sabía de antemano….por eso, cuando vió el camión municipal de la recolección de basura atravesar la Calle Compañía, su corazón latió a doscientos Kilómetros por hora y la recordó de cuerpo entero, con sus sonrisas y rabietas diarias, con su manía de masticar chicle cuando la amaba ( la única manera de quitárselo era en un beso ardiente) y su voz dulce cuando quería y su voz de trueno cuando quería...recordaba a su colorina e inevitablemente aquél día fatal.Pelearon por no sé qué, sí...el motivo eran sus silencios eternos. Le vinieron de repente,nunca supo el hombre cómo fue víctima de ellos, así como llega de visita a tu casa un pariente lejano. Jamás trató de entenderlos, sino que se dejaba llevar por ellos y sabía que, a veces era malo, pero el encanto de aquellos silencios lo embriagaba y , por ciertos momentos, le borraba el mundo e incluso e asfixiante amor que le entregaba su colorina. Ella le hablaba,pero él estaba en otro mundo y no era que no la amara, sí la amaba,pero las luchas internas eran intensas y sòlo querìa salir victorioso de ellas para exhibir su trofeo a su colorina. Pero las cosas empeoraron a tal extremo que Don Chan llevó las luchas internas a la cama y ahí sí que fue el acabóse, porque decía “te amo”, pero eran “te amos” vacíos, sin el brillo de otros días. No quería que fuese así, pero era así y a pesar de que ella exigía más de él, él se detenía, se vestía a medias, se preparaba un café cargado, le ofrecía uno a ella, abría las ventanas para que la noche ingresara completa en la casita de la playa y miraba las estrellas y dejaba que el aire marino inundara sus pulmones y que el crujir de las olas llenaran los silencios que había dejado entre las sábanas y que a ella le diesen las caricias y besos que olvidó darle y le hablaba, le hablaba a ella, así de la nada, así como si lo hubiese razonado siglos y siglos, con una voz musical y tornasol le hablaba y le explicaba que más allá de las estrellas debe existir algo mejor.
Hay sensaciones que llegan por un aroma, por una melodía, por un día nublado o por un imperceptible empujón en el Paseo Ahumada, pero a Don Chan le llegó cuando oyó los gritos del camión de la basura a las 6 de la mañana. Un temblor lo recorrió de nuevo, como aquella vez y abrazó a Débora más de la cuenta.Ella se acurrucó aún más en su pecho y él le besó la frente y le ordenó sus cabellos. “No quiero que me dejes”-le decía a ella- y ella le respondía aún dormida que Henry llegaría el Lunes, porque andaba de parranda eterna en todos los bares de Santiago du Chili, olvidando no sabía qué tristezas. No, no entendía, ella no entendía a lo que él se refería y la colorina volvió a su mente y también la noche aquella. Ella gritaba y gritaba que esto tenía un final y él la dejó partir y al cruzar la calle ella no se dio cuenta que venía el camión de la basura y la arrolló. Don Chan no pudo hacer nada, quedó inmovilizado e intentó advertirle del peligro con sus gritos, pero no hubo caso. Sintió que debió de haberla abrazado, retenido más de la cuenta, evitar que a toda costa cruzara la calle, pero no lo hizo y cuando estuvo al lado de su aún cálido cadáver, se avergonzó al pensar que qué haría con todo ese amor que tenía para entregar, si la mujer de su vida ya no estaría más a su lado.
Hay sensaciones que llegan en los momentos más imprevistos y ahora Don Chan estaba preso en el torbellino de esas antiguas sensaciones y trataba de aplacarlas haciéndole el amor por última vez a Débora, a su Débora amada, encima de un montón de poesía muerta desparramada por toda la habitación 525 del Hotel City.fuuuuuut, fuuuuuuut, volvió a pasar como un rayo por sus cuerpos desnudos, pero ninguno de los amantes se percató.

domingo, 17 de abril de 2011

SEÑALES


Dijo que habíamos caído en las redes del amor y yo la miré a los ojos y el brillo juguetón de sus pupilas me perturbó...temí y temblé como un niño esperando que cambiara la luz del semáforo a verde...traté de huír, pero ella me abrazó por la espalda...quería retenerme... y, me susurró con una dulzura que no es deste mundo que esto es una chance del destino,que debíamos seguir las señales, que no nos dejáramos vencer por la cobardía. Busqué sus labios tenues y la besé...la amé desde el primer día; me amó desde el primer día..

domingo, 3 de abril de 2011