domingo, 28 de marzo de 2010

SIN PERJUICIO


Sin perjuicio alguno te besé en aquella noche triste
Y, a pesar, de que te sentí extraviada con tanto cariño,
Logré percibir el mensaje que,
Con las yemas de los dedos, escribías en mi espalda.

viernes, 19 de marzo de 2010

RES DERILECTAE


Lanzaré , como una res derilectae, desprendiéndome de su mortal color, mi corazón webeta, con el fin de que lo devoren los lobos de una vez por todas y así, podré seguir sobreviviendo, al menos por un tiempo prudente, al menos por un tiempo prudente...

martes, 16 de marzo de 2010

Nonna


La vieja lloraba como una cabra chica , mirando fijamente el collage de Santos con sus aureolas bien ganadas. Con el fin de calmar sus dolores crónicos, trataba de recordar los nombres de sus protectores y , a penas, en un hilillo de voz, decía "Santa Cartuchona siempre virgen, San Pelafustán, San Judas Webeus, San Mariposón, Santa hocicona jamás recatada...protegedme en estos momentos". Pero nada servía, porque caía en dolores que la retorcían por completo y sus quejidos eran casi animalescos. Intentaba , con sus manos temblorosas, encender la lámpara de mesa, porque creyó que su marido la venía a buscar para llevársela. Sí, ahí está el muy sinverguenza, con el mismo terno dominguero con el que lo enterré. Me dejó sola con ocho cabros chicos. Uno murió de sarampión al año siguiente que él se fue. Y lo entendí: El muy sinverguenza no quería estar solo en la oscuridad y se llevó a su regalón. Ahí lo veo, ahí lo veo, no sacas nada con ocultarlo detrás tuyo, si yo lo estoy viendo, incluso tiene sus pintitas en la cara y en las manos....Aún no me lleves, Roberto!!!.... y la vieja , con dificultad, le pedía que la dejara hasta mañana, ¡por favor! ( le rogaba), déjame un día más...si sé que estoy sufriendo y huelo a gladiolos, pero antes de partir necesito un día más.
La vieja, a duras penas, logró darle la espalda a su marido ectoplasmático y se acurrucó como una oruga , abrazando la almohada , diciendo los nombres de los santos no reconocidos por la Santa Sede, implorándoles protección, mientras sentia insistentes toc-toc en las paredes y en el techo. Creía que estaba sola y no lo estaba, porque más allá de su habitación de madera, más allá del patio trasero, estaban sus hijos preparándole su cumpleaños. Todos reunidos, todos alegres, mientras creían que la viejita dormía plácida en su pieza de madera, más allá del lavadero, más allá del parrón, más allá del nogal, más allá del puente de troncos.

---¿ Cuándo la vamos de despertar? -Preguntaba la hija mayor que tenía más arrugas y canas que su propia mamá-
---En un momento más, tu sabes que la nonna tiene sus horarios – Le dijo sonriendo el hermano del medio, un panzón que no dejaba de comerse los canapés, dispuestos ordenadamente en las bandejas-

El Julito le decía a su hermanita que por qué no iban a despertar a la Nonna, para que pudieran comer torta . Se fueron en silencio , abrieron la puerta del patio de atrás. El atardecer le daba un color rojo a las hojas del parrón y Julito agarraba con fuerza la mano de su hermanita. "No tengas miedo, si tu sabes que el camino lo hemos hecho antes". Pasaron por el Nogal, pero corriendo (porque muchas veces escucharon que el diablo se aparecía para cobrar favores) y , con el fin de acortar camino, cruzaron por el gallinero...ahí estaba la pieza de la Nonna. Se acercaron y vieron a un niño que estaba tirando piedras a la paredes de la casita de la Nonna. Los saludó, se le acercaron y les causó gracia que tuviera la cara llena de pintas rojas.

--- ¿ Cómo te llamai? - Le preguntó el Julio-
--- Ya no importa cómo me llamo- respondió ´él-
--- Bueno, yo me llamo Julio y ella es mi hermanita y venimos a ver a la Nonna.
--- Ahí está !!!! - dijo él -
--- ¿¿¿Y qué haces acá???
---Estoy esperando a mi papá, pero se demora mucho. Me dijo que iba a ser un ratito y lleva como cuatro días adentro de la pieza – dijo el niño, lanzando piedras al techo de la pieza-
---¿¿¿Está con la Nonna???-
---Si, si.... la ha venido a visitar antes – sonrió él- Yo me aburro, esperándolo acá.¡¡¡ No me deja entrar!!!Dice que ya la voy a conocer. Pude entrar un ratito, pero me echó con viento fresco para afuera.
---¿Entonces la Nonna está despierta?
---Sí, eso creo. La he escuchado rezar o no sé qué.
El Julio abrió las pepas de par en par , se despidió del niño y se fue con su hermanita a avisarle a la familia que la Nonna ya estaba despierta.

Cuando llegaron, la Tia Mercedes agarró la guitarra y se puso a cantar una sufrida ranchera.
El Julito le intentó avisar a su mamá , pero ella estaba muy ensimismada poniendo las noventa velitas en la torta. Luego corrió donde el Tío Diógenes, que seguía comiendo canapés de distintos colores, pero tampoco lo escuchó.
En su desesperación, el Julito se subió a la mesa y gritó que la Nonna ya había despertado.
A todos se les iluminó el rostro. Se pusieron los gorros de cumpleaños, algunos llevaron globos y en una fila abrieron la puerta del patio de atrás, pasaron por el lavadero, se veía una fila color atardecer cruzando el gran parrón, bordearon el Nogal ( El Tío Belisario sintió un escalofrío por su espina dorsal ) No quisieron cruzar el gallinero , por eso siguieron por la acequia , cruzaron el puente de troncos y ahí estaba la casita de la Nonna. Julito buscó al niño, pero no estaba por ninguna parte, sólo había en la tierra dos pequeñas montañas de piedras. La Tia Memé dijo que había que entrar con la torta encendida. Algunos reclamaron , pero todos entendieron que sería hermoso darle esa sorpresa a la Nonna.Había muchas risas nerviosas, sobretodo cuando El tío Juancho se quemaba a cada rato los dedos, al encender las velitas. La tía Tencha dijo que hubiese sido mejor comprar una sola vela, pero el Tío Rigoberto la hizo callar con un beso cuneteao. El tío Diógenes los recriminó, porque les dijo que podrían esperarse un rato más para ir a hacer maldades debajo del Nogal.
Ya estaba todo listo y el único que no entró a la casita de la Nonna , fue el Julito y su hermanita. Sintió una piedra que le rozó la oreja y ,al darse vuelta para increpar al agresor, fue que ahi lo vió, al niño de las pintitas en la cara. Iba en brazos de una mujer que era la Nonna, pero no lo era...no sé...es raro explicarlo... Y también vió a un hombre con un terno negro y corbata ancha que la iba abrazando por la cintura. Los vió cruzando el puente de troncos, bordeando la acequia, esquivando el nogal...