"Mira el cielo - me dijo irónico el carcelero- es una estrella fugaz, refúgiate en ella y pide tu último deseo" Traté de hacerlo, lo juro, pero el "tralalarilarara" del verdugo me desconcentró y sólo me preocupé de asegurarme que ella estuviese en el público para dirigirle el último poema de amor analfabeto.
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