lunes, 31 de mayo de 2010
Especial Archivos Secretos de la Villa: "Todo sucede en la Suite Principal del Hotel City" ( 1-2010)
Harto tiempo ha pasado desde que Virus-Spam desapareció. Don Chan, el Editor del Bolígrafo Rebelde, no ha dado su brazo a torcer. Cree encontrar pequeñas pistas en la Habitación 525 del Hotel City.
Hoy es domingo y como todo domingo , los habitantes clandestinos del Hotel se preparan para oír un relato del cuate de las campanas, en la suite principal.
Débora ha golpeado su puerta. Don Chan, aún no despierta del todo , pero sabe que es ella, porque siente su aroma a Jazmín y madreselva. Ella tiene cubierto el rostro a la mitad, con un chal bordado a mano. Lo invita a oír el relato de este domingo, porque no quiere ir sola. Henry, su marido , aún no llega de la parranda de anoche, debe estar por ahí deambulando con sus amigotes de la Colonia, pero a ella no le importa: prefiere que jamás llegue a su lado...es su deseo oculto.
"Okey, vamos, deja asearme un poco, si quieres pasa y me esperas"- la invitó Don Chan , pero ella no quiso, se quedó en el umbral de la puerta de entrada a esperarlo.
No se demoró mucho y subieron las escaleras que llevan a la suite principal. Ésta ya estaba atiborrada de gente. Ellos se ubicaron en una de las primeras hileras y eso se debía a la sordera que, de un día para otro, le apareció a Débora. Muchos ya tenían sus pañuelos olorosos en sus narices ( todos sabían del hedor apocalíptico del Cuate de las Campanas) Cuando hizo su entrada haciendo sonar sus campanas, fue una cachetada para Don Chan, sentir sin anestesia la inmundicia del Cuate. El pobre hombre estaba haciendo arcadas y Débora, toda solícita, le prestó parte de su gran chal ( para él era estar envuelto con los aromas del paraíso) El Cuate comenzó a agitar aún más sus campanas, con mayor frenesí y con mayor frenesí y comenzó a gritarle a su público: "¡¡¡Ustedes son unos ignorantes, no saben nada!!!!¡¡¡ Nadaaaaaaa!!! Para eso tengo que estar acá, para orientarlossss!!!"
Donn Chan se sintió intimidado, ojalá supiera dónde cresta está Virus-Spam....Y , sobretodo, más intimidado se sintió, cuando el Cuate hizo sonar muy cerca de su rostro, las campanas, diciéndole, lanzándole su saliva a torrentes: ¡¡¡ No sabes nadaaaaa, Editorrrr de pacotillaaaa , jajajaa !!! ( algo sabía del paradero de mi escritor estrella, algo debía de saber , este amasijo de mugre ambulante, se dijo para sí Don Chan)
El Cuate se quedó en silencio y observó cómo un niño se protegía en las tetas enormes de su madre. Se acercó a él y el Cuate le dijo a su madre: "No sirve de nada protegerlo, Señora, su hijo ya está contaminado con los cuentos infantiles. En ellos hay señales, mensajes ocultos, pero yo se los voy a revelar, los niños tienen que saber la verdad, es hora que la sepan, por el bien de la humanidad"Luego, de decir aquello, el Cuate de las Campanas comenzó su relato:
"Les voy a contar un cuento, tal como me lo contó mi abuela materna, allá en mi México natal:
Por más que le advirtieron a la Caperuza Roja , los peligros del bosque, se internó en lo más oscuro de él, recogiendo lindas flores silvestres y haciendo collares para lucirlos en los reflejos de un turbio río del cual no se tenía memoria.
La niña hizo caso omiso a las advertencias de su Madre que, ocupada en los quehaceres sexuales, dejó que su única hija corriera los peligros que acechan en el mundo. Ni siquiera le puso en el tobillo el grillete rastreador; la abandonó a su suerte, quizás queriendo que se perdiera y madurara de una vez por todas.
La inocente caperuza se fue por el camino supuestamente más corto, siguiendo los consejos del extraño con piel de cordero bonachón, pero con corazón de lobo. Cuando éste la vió supo que le pertenecía. Sus ojos se clavaron en su linda capa color sangre virgen,en sus ondulados cabellos que a penas se asomaban por estar ocultas con aquél manto, en su cuerpo aún no desarrollado del todo, en los labios cándidos...en fin...
"Lindos collares, lindos collares de flores exóticas podrás confeccionar, las más hermosas sólo se encuentran en lo más profundo del bosque" - le dijo el extraño, con un libidinoso brillo en sus ojos saltones- A ella le divirtió aquél brillo, porque lo había visto en sus muñecas de porcelana que su padre le traía de la gran ciudad. "Jijijii"- rió ella- haciendo un círculo diminuto con su zapatitos de charol- "Aún no es de noche, la abuela podrá esperar" -se dijo la niña- y saltando y cantando al estilo Disney, se internó sin tener conciencia de lo que iba a suceder.
El extraño con piel de cordero y corazón de lobo, agilizó el paso y , sigiloso, la siguió a escondidas. Hizo todo lo posible para que la noche cayera pronto sobre el mundo. Aulló y aulló para que el sol pronto se fuese a webear al otro lado del mundo y , finalmente, logró que los pajarillos se fuesen a sus nidos, que salieran por fin los oscuros animales de la noche, mientras la niña aún estaba fascinada por la gran cantidad de flores que existían en esos parajes olvidados por el hombre.
Flores de colores indescifrables hacían gala y, a más de un ciervo asustadizo trató de alcanzar con sus pies pequeños. Dándose cuenta, recién, del peligro, la pequeña niña recordó a su madre y sus consejos, mientras ésta se revolcaba de lo lindo en el pajar con el galán de turno.
" ¿Mamá? ¿Mamá, dónde estás? - preguntaba la niña a su eco que retumbaba en los parajes del bosque- ( Y típico que, en estos episodios, sale un búho de la nada, alzando el vuelo y asustando, en este caso, a la pequeña caperuza).
Llora la niña, llora , dejando caer los lindos collares que confeccionó para sus seres queridos.
Sola en la noche, muy sola, sola cubriéndose del frío nocturno con su sombra y, en el momento, en que ella decide rendirse al sueño, oyó una voz ronca que le dijo: "¿ Estás lejos de casa, pequeña caperucita?" No podía saber de dónde provenía aquella voz...pero algo la alertó: Dos ojos luminosos, como faros del inframundo, se le acercaban. Asustada, trató de defenderse lanzándole los hermosos collares que había hecho con mucha dedicación y que había guardado en su canastilla de mimbre.En serio que trató de huír, pero dos brazos peludos la abrazaron con fuerza: "Estás a salvo, soy yo" -le dijo el lobo- y ,acto seguido, el lobo abusó de ella sobre un manto de flores silvestres, hasta que el fiero sol de la mañana puso al descubierto tremenda aberración. Fin"
Don Chan no soportó el llanterío de los niños y , encolerizado, se lanzó sobre le Cuate de las Campanas. ¿ Cómo puede ser tan cruel , este hombre?- se preguntaba , entre lágrimas de ira, Don Chan- ¡ Jamás se hace llorar a las mujeres ni a los niños ! Se tuvo que requerir la fuerza de dos gorilas para detener la golpiza que le estaba propinando al pobre Cuate. Él, con sangre en sus encías y en su nariz, le decía irónico: "Sigue pegando, sigue pegando y jamás podrás traer del bosque a tu Virus-Spam. Yo soy el único que te puede ayudar"
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